Hace poco leí “El libro de las ilusiones” del escritor estadounidense Paul Auster. Debo decir que es el primer libro que leo de este autor y una vez que lo abrí no pude parar de leer hasta terminarlo. Imagínense que lo empecé en el avión viajando a Brasil y de ahí cada vez que tenía que estar en el hotel un rato, o cuando estaba feliz en la playa cual marmota seguía leyendo el libro tanto así que para el viaje de regreso ya lo había terminado de leer. Me atrapó sin duda.
El libro cuenta la historia del profesor de literatura David Zimmer quien luego de perder a su esposa y a sus hijos en un accidente de aviación, se convierte en una persona deprimida, amargada y que no le encuentra sentido a la vida. Un buen día en el que estaba viendo televisión se encuentra con escenas de una película de Héctor Mann, un actor de las últimas épocas del cine mudo que en los años 40 desapareció del mapa sin dejar rastro. La actuación de Mann logró que Zimmer se riera a carcajadas, después de meses de estar deprimido al borde del suicidio y no haber esbozado ni la más mínima sonrisa. Es ahí cuando Zimmer comienza a encontrarle un sentido a su vida y se sumerge en una frenética búsqueda sobre la obra de este autor con la finalidad de escribir un libro, aunque la razón verdadera era llenar un poco el vacío que estaba sintiendo. Cuando el libro estuvo terminado, Zimmer recibe una carta misteriosa de la esposa de Héctor Mann, quien le dice que Héctor está vivito y coleando invitándole a visitarlo a su casa de Nuevo México.
Ya no cuento más porque sería spoiler pero a partir de allí se comienza a develar la fascinante historia de Mann, mesclada con la historia del propio Zimmer y otras más, revelando algunos misterios y presentando otros, todos ellos envueltos en el aura de la casualidad, el azar y el enigma. Es como si viviéramos varias historias entremezcladas.
La narración es amena y sencilla y no solamente la trama nos habla mucho del cine sino que el libro está escrito de una forma bastante cinematográfica, lo cual atrapa al lector y lo hace partícipe de la historia. También lo veo como un homenaje al cine mudo, el personaje de Mann está tan bien caracterizado que por un momento dudé que fuera una figura ficticia
Es un libro encantador, sin duda alguna, tiene una historia quizá algo triste pero tan interesante y bien contada que nos deja la sensación de que se puede seguir viviendo después de la muerte mientras todavía nos quede una ilusión por la cual luchar.