Mucho había escuchado que los bebes cambian bastante en sus primeros meses y es totalmente cierto. Ivana está súper distinta a cuando nació, parece que fuera otra bebé, está mucho más grande y muchísimo más gordita, todos los días hay que tomarle fotos para ver como va creciendo y cambiando. Es por eso que este post va a tener muchas fotos ya???
En el control que tuvo hace tres semanas la pediatra me dijo que la bebé está súper bien, recontra saludable, pero que si engorda 100 gramos más ya estaría con sobrepeso. Ooops… Yo la veía gordita pero no pensé que fuera tanto así. ¿Cómo pones a dieta a una bebe de dos meses??? E Ivana es súper comelona, como ya me lo habían pronosticado, hay que escuchar nomás sus chillidos si es que me demoro un minuto más de lo usual en prepararle su leche. No perdona. En ese sentido salió a mí, ya que cuando yo tengo hambre no creo en nadie y me pongo de un humor de perros. Aunque pensándolo bien, también salió al papá quien cuando tiene hambre le da migraña y se pone de un humor de perros también. En conclusión en mi casa nadie puede pasar hambre sino arde Troya.
En fin, la próxima semana tiene otro control así que ahí veremos como va mi gorda. De por sí ya se está alimentando exclusivamente de fórmula porque la falla de su madre (o sea yo) sólo le pudo dar de su leche el primer mes y prácticamente con gotero hasta que la leche se terminó a pesar de las pastillas que tomé, los miles de litros de agua que bebí, los chocolates, la cocoa, la cerveza y todos los tips que me dieron para producir más leche. Nada, no hubo caso, no sirvo como vaca lechera y eso me ha creado una sensación de culpa bien heavy que tengo que procesar. Menos mal nomás que Ivanita no se ha enfermado hasta ahora pero ya veo que la primera vez que se enferme me echaré totalmente la culpa por no haberle dado de mi leche. En fin, es una culpa que tengo que procesar todavía.
Es maravilloso verla crecer y cada día me sorprende con algo nuevo. Ya no es la recién nacida quien sólo respondía a estímulos básicos. Tengo hambre entonces lloro. Me dan de comer entonces dejo de llorar y me duermo. Estoy sucia entonces lloro. Me cambiaron el pañal entonces me quedo tranquila. Recontra predecible como cualquier recién nacido.
Ahora Ivana ya no es tan elemental. Ahora no sólo exige leche y estar limpia, también exige compañía. Ahora ya quiere jugar conmigo, ahora apenas me ve o ve a su papá nos regala una sonrisa que al menos para mí es lo más maravilloso que me puede dar la vida. Y hasta conversamos, ya podemos tener una conversación a base de agús. Yo le digo agú y ella me responde agú también y así podemos pasar horas. Estoy tratando de que diga “ma” pero hasta ahora cada vez que lo hago Ivana me imita abriendo la boca pero todavía no pronuncia la sílaba. Pero paciencia ya lo logrará y el día que diga mamá shoraré y shoraré de la felicidad.
Claro que no todo es tan fácil. Ivana tiene sus horas antipáticas que es alrededor de las cinco de la tarde hasta las ocho más o menos. Parece que ha decidido que esa es su hora de llorar y se lo ha tomado tan en serio que no se calma con nada. Llora y llora y llora hasta que se duerme. En realidad lo que pasa es que se muere de sueño pero a esa hora le cuesta mucho dormirse, por eso el llanto. Así que yo todas las tardes tengo que prepararme psicológicamente para la hora del berrinche. Dicen que es una etapa que se va hacia los tres o cuatro meses. Ojalá.
Pero como compensación mi hijita linda duerme toda la noche como grande. Aplausos para los papás por favor que lograron que al mes de nacida Ivana duerma ocho horas seguidas. Después de la hora del berrinche se duerme como a las ocho. A las diez y media-once la despierto, la baño, un masajito relajante, le doy su leche y a dormir de nuevo. Se despierta al día siguiente a las siete de la mañana. Lo máximo. Yo me acuesto con ella y me despierto con ella y no me levanto en la madrugada ni una vez, lo cual, estoy segura es el principal motivo de que no me haya estresado, no me haya dado depresión post parto, hasta ahora no haya perdido la paciencia y esté tomando mi maternidad con total tranquilidad y serenidad. Si hay algo que no perdono aparte de tener hambre es que me quiten horas de sueño, estoy segura que si siguiera en plan de amanecidas ya estaría de pésimo humor y súper estresada considerando que ahora yo estoy sola con ella todo el día, no tengo nana que me ayude y mi mamá ya se fue hace rato. Hay días en los que me canso bastante, es cierto, pero bueno, mi hija es una bebé y las bebés son demandantes.
En fin, los días van pasando, mi hijita va creciendo y yo estoy muy feliz, y lo estaría más si es que algún día logro bajar los siete kilos de más que tengo a cuestas todavía, pero bueno, paciencia. Algún día me volverá a entrar mi ropa, espero.