Antes de contarles lo que me pasó ayer, donde descubrí que se siente ser la persona más odiada dentro de un banco, déjenme explicarles un poco sobre el sistema monetario chileno, para que entiendan lo que les voy a contar…
La moneda oficial de Chile es el peso chileno. 540 pesos hacen un dólar. 270 pesos hacen medio dólar y así sucesivamente si siguen dividiendo. Entonces un peso chileno, vendría a ser la “quingentésima – cuadragésima”(????) parte de un dólar… Ya, como no tengo idea si lo que he escrito está bien, la cosa es que dividan un dólar entre 540 y eso es un peso, con el cual como comprenderán no te puedes comprar absolutamente nada, con 5 pesos tampoco te puedes comprar nada, con 10 pesos, de repente un alfiler y con 50 pesos una cajita de fósforos…
Sin embargo, aún siguen circulando las moneditas de un peso y de cinco pesos. Generalmente cuando vas a comprar al supermercado y la cuenta es 998 pesos, pues pagas con un billete de mil y donas los dos pesos a algunas de las instituciones de caridad asociadas al supermercado. Sin embargo hay otros locales en que sí te dan tus dos pesos de vuelto. Yo desde hace varios meses tengo la costumbre de guardar las moneditas de un peso y de cinco pesos en una cajita que tengo en mi mesa de noche. La verdad es que hay muchos sitios donde ya no te las aceptan (las micros por ejemplo, incluso antes del
Transantiago), y no me gusta estar cargando moneditas inútiles en la cartera, por eso las voy acumulando en mi cajita.
Ayer la cajita ya estaba considerablemente llena, y se me ocurrió contar cuanta plata tenía y resulta que entre monedas de uno y cinco pesos ya había juntado como 400 pesos.
Como tenía que pagar una cuenta en el banco, cuyo monto era de 6 mil 543 pesos, decidí que era hora de deshacerme de esas moneditas, total en el Banco están obligados a aceptarlas… Así que me llené de monedas y me fui al banco… Tenía tantas monedas que ni siquiera entraban en la billetera, así que las llevé en una bolsita aparte…
El banco a la una de la tarde estaba totalmente lleno, yo tranqui haciendo mi colita y cuando llegué a la ventanilla, ensayé la sonrisa número 48 ( la destinada a los cajeros del banco) y le dije al cajero que venía a pagar tal cuenta pero que tenía un montón de sencillo…
- No hay problema señora… - me dijo el cajero muy sonriente…
Entonces, le di un billete de 5 mil, un billete de mil, una moneda de 100, una moneda de 50, 5 monedas de 10 y aproximadamente 100 moneditas de un peso y de cinco pesos que juntas hacían la suma de 343 pesos exactos…
Al pobre cajero se le abrieron los ojos como platos, pero ni modo, yo ya había advertido, aparte los bancos están en la obligación de cambiarte el sencillo…
- Señora, voy a tener que contar las monedas…
- Ok, yo las he contado varias veces y todas las monedas suman 543 pesos exactos, pero si tiene que contarlas, cuéntelas nomás…
Total que empezó a armar torrecitas con las monedas y a contarlas… y yo ahí paradita con mi sonrisa, mientras sentía que el cajero me estaba maldiciendo a mi y a todas mis generaciones posteriores y saludando a mi mamá de paso… En eso el cajero se distrae y se le caen varias moneditas, tuvo que agacharse a recogerlas y de nuevo a hacer las torrecitas…
Ya la cosa iba demorando sus varios minutos, al cajero le estaban sudando las manos y las moneditas se resbalaban, yo obviamente ni me inmutaba y opté por hacer oídos sordos a los “ejems”, “cof, cofs” y “esta weona ha traído caleta de monedas” que escuchaba detrás mío…
Cuando finalmente terminó de contar las monedas, el cajero, pálido como la muerte me dijo:
- Señora, acá hay 538 pesos, faltan 5 pesos…
Juaaaat!!!! Imposible, yo había contado las monedas como tres veces antes de salir de mi casa, y estaba segurísima que el monto estaba exacto, así que le reclamé al cajero que seguramente se le había quedado en el piso alguna moneda de 5 pesos cuando se le cayeron las monedas…
- No señora, estoy seguro que las recogí todas, faltan 5 pesos y yo se que es la nada misma, pero igual no puedo dejar de cobrárselos…
- Señor, yo también estoy segurísima que conté bien, así que o busca bien la moneda o vuelva a contar de nuevo, de repente se equivocó..
Ante estas últimas palabras, escuché un murmullo algo más fuerte en la gente que estaba detrás mío y caí en cuenta que si hacía contar nuevamente al cajero todas las monedas me exponía a ser linchada en mancha en la misma puerta del banco… Pucha, también cabía la posibilidad de que a mí se me haya caído alguna moneda de 5 pesos al meterlas a la bolsa, así que busqué en mi billetera, y lo único que me quedaba era un billete de 5 mil pesos…
Ni muerta iba a pagar 5 pesos con un billete de 5 mil pues, eso sería llenarme de sencillo de nuevo y como el cajero ya estaba odiándome con roche habría sido capaz hasta de devolverme todas mis moneditas como parte del vuelto…
En esas estaba cuando siento que me tocan el hombro… Volteo, y veo a un señor con cara de pocos amigos que me ofrece una moneda de 10 pesos…
- Tome señora, acá tiene 10 pesos para que termine de pagar
- Muchas gracias señor, que amable
- Ya pague, pague nomás, que estamos acá esperando hace rato…
Le di los pinches 10 pesos al cajero y por fin me devolvió mi boleta sellada y mis 5 pesos de vuelto… Salí de la ventanilla, di media vuelta y casi caigo fulminada por las miradas de odio de las 50 personas que estaban detrás de mí en la fila… Fui donde el “amable” caballero que me dio los 10 pesos a agradecerle nuevamente y a entregarle los 5 pesos del vuelto y ustedes creen que tan siquiera me miró??? Simplemente estiró su mano para recibir los 5 pesos, y no me dijo ni “gracias”, ni “de nada”, ni media palabra y ni media mirada. Creo que hasta una mentada de madre hubiera sido mejor que aquel frío desprecio..
Salí del banco medio aturdida, reconozco que llevé un montón de monedas y que el cajero se demoró en contarlas pero bueno, los bancos están para cambiar monedas no??? Y encima llegué a mi casa y busqué la monedita de 5 pesos y no la encontré por ningún lado, y como yo estoy segurísima de haber contado bien, sin duda esa moneda que faltaba estaba entre las que se le cayeron al cajero…
Que feo se siente ser odiada, creo que de ahora en adelante guardaré nomás mis moneditas y fabricaré aretes, collares, no se, alguien tiene alguna idea sobre qué se puede hacer con tantas monedas inútiles????