viernes, 29 de febrero de 2008

Mi historia hacia atrás

Desde que tengo uso de razón, siempre me ha interesado la genealogía, o sea, siguiendo la definición de RAE: “la serie de progenitores y ascendientes de cada persona”.

De muy chica, leí “Raices”, de Alex Haley. Este escritor, norteamericano de raza negra, investiga uno a uno sus antepasados hasta llegar a un ancestro que vivió más de dos siglos atrás, quien fue el primero que llegó a Estados Unidos en un barco de esclavos para trabajar en una plantación del sur. Inclusive investigó tanto que llegó a identificar la tribu a la que pertenecía y la aldea en la que vivía. El libro me pareció sumamente interesante y emotivo.

Unos añitos después leí “Cien años de soledad” de Gabriel García Márquez. En este caso es una obra de ficción pero igualmente cuenta la historia de la familia Buendía durante generaciones de generaciones. Para colmo todos los hombres son Aurelianos o José Arcadios. Ya en la página 100 me estaba mareando con tanto nombre así que agarré lápiz y papel y a dibujar el árbol genealógico se ha dicho. Feliz yo, me leí todo el libro apuntando los nombres organizadamente en el lugar correspondiente y me salió mi árbol de la familia Buendía bien bonito, lo único complicado fue poner a los 17 hijos del coronel Aureliano Buendía (todos se llamaban Aureliano).

Un par de años después quise volver a leer la novela, y fui a una librería especialmente para comprarla. Llegué a mi casa, me acomodé feliz con lápiz y papel dispuesta a ir haciendo mi árbol genealógico mientras la leyera como la vez pasada, y oh sorpresa, en la primera página del libro ya venía dibujado un árbol genealógico. No pues, me quitaron la diversión.

Entonces, con estos antecedentes, a mi tierna edad de 15 años aproximadamente se me ocurrió hacer el árbol genealógico de mi propia familia. Empecé interrogando a padres, tíos y abuelos y así poco a poco fui formándolo. El resultado lo tengo en este momento en mis manos: 10 pliegos de papel amarillo pegados con scotch con miles de ramitas que se entrelazan con los nombres de los integrantes de mi familia. De hecho mi árbol es mucho más ancho que largo lo que se debe a que la familia por parte de mi mamá es kilométrica (son 6 hermanos y mi abuelo paterno tenía 7 hermanos). Hacia lo alto lo máximo que he llegado es por la familia de mi abuelo paterno, la cual se remonta a 9 generaciones más atrás. Aunque descubrir esos nombres no fue mérito mío sino de mi propio Nonnito de quien al parecer yo heredé el gusto por la genealogía ya que a su muerte encontré unos apuntes en los que consignaba el nombre de sus antepasados.

Lo malo es que sólo son eso: nombres. Cada uno debe tener su historia pero yo no la conozco, y cómo me gustaría conocerla!! Pero para eso tendría que internarme en la sierra peruana en un pueblito cercano a Huancayo que es donde nació ni Nonnito e ir investigando con las personas más ancianas del pueblo, mismo Alex Haley. O sea, de acá que haga eso está bien verde.

Por el lado de mi abuela paterna también tuve mucha ayuda. Mi Nonno, mi bisabuelo antes de morir escribió sus memorias y de ahí tengo los nombres de mis tatarabuelos y de muchos tíos bisabuelos. Obvio que esos tíos deben haber tenido descendencia pero averiguarla también está difícil, para eso tendría que viajar a Italia y ni sabría por dónde empezar a buscar.

Mi abuelo materno, mi Tata, era arequipeño y como conté tuvo 7 hermanos de los cuales la mayoría están vivos y viven en Arequipa. Por ese lado tengo muchísima familia y son datos super fáciles de averiguar. De hecho recuerdo los nombres de casi todos mis tíos y primos y ante cualquier duda llamando a mi mamá nomás.

De quien menos datos tengo es de mi abuela materna, quien curiosamente es la única abuelita que me queda. Será motivo para darle una llamadita a la Tota e interrogarla.

En fin, les cuento todo eso, porque ayer descubrí una página en internet donde puedes armar tu propio árbol genealógico. Me pareció lo máaaaaaaaaximo y estuve muchas horas armándolo. Por supuesto que aún no termino y esto me tomará muchas noches más y será un trabajo de por vida hasta que me aburra pero lo bacán es que ya lo tienes todo organizadito sin necesidad de gastar pliegos de pliegos de papel ni planillas Excel. Inclusive a cada integrante de la familia le puedes poner su fotito y sus datos personales como cumpleaños, etc.

A ver, seguramente muchos de ustedes llegan a una reunión familiar y los saludan miles de tías que no tienen idea quien son no?? Pues ahora podrían saberlo, y sorprender a la familia diciéndole a la tía Clotilde: “Por supuesto que me acuerdo de usted, está casada con el tío Ludovico y tiene tres hijos Rosendo, Florencio y Margarito quienes son mis primos en cuarto grado”. Eh?, qué tal?? O a la pobre tía Petronila que tooodos tus cumpleaños te manda un regalito y tú ni sabes ni quien es, con este sistema tendrías todos los cumpleaños al día y al menos una llamadita podrías hacerle por su cumple.

Sí les gusta la genealogía, anímense, les garantizo horas de concentración y por que no, de diversión también.

jueves, 14 de febrero de 2008

Amores perros

Ya pues, ya que estamos en el día del amor, hablemos de amor. Específicamente vamos a hablar de algo muy trillado y discutido: el amor a primera vista.

Siempre sostuve que el amor a primera vista era un mito, algo imposible. Cómo vas a ver a alguien y zás!! amarlo así al toque. No pues, yo creo que el amor es un sentimiento muy profundo que se basa en un conocimiento del sujeto amado. A primera vista puede haber atracción, pero amor, lo que se dice amor, no, ni hablar.

Bueno, hace una semana tuve que tragarme mis propias palabras y echar por tierra las hipótesis que vengo sosteniendo desde que tengo uso de razón. Sí amigos, fui fulminantemente flechada por Cupido repentinamente y sin anestesia.

El flechazo ocurrió cuando tocaron el timbre de mi casa y al abrir la puerta me encontré con esta belleza:

Díganme si no es para enamorarse a primera vista??? Este cachorro hermoso cumple 2 meses el día de hoy y desde el viernes ya pertenece oficialmente a la familia. Se llama Canuto, le gusta morder, sobre todo mis zapatos (cuando los tengo puestos, auch), también disfruta jugando en el jardín con la pelota y su hueso de tela y lo que más le encanta es echarse pancita arriba para que lo acaricien.

Para mayor explicación, la perrita de mis vecinos de al frente (la vecina de la piscina) tuvo cachorritos hace dos meses y hace rato que venía ofreciéndonos uno. Mi esposo y yo ya habíamos rechazado cortésmente el ofrecimiento porque siempre dijimos que cuando tuviéramos perro iba a ser un bóxer o un labrador porque no queríamos razas chicas.

Pero no contaba con que mi vecina se iba a aparecer en la puerta de mi casa con el cachorrito en brazos. Tampoco contaba con que mi esposo el día anterior se había encontrado con la vecina, y ésta le había enseñado el cachorrito y él también se había enamorado tan fulminantemente como yo.

Ahora nos importa un pepino que Canuto sea un cocker que no crecerá mucho más en su vida adulta. No saben la alegría que hay en nuestra casa desde hace una semana, aparte de toda la experiencia que supone criar y educar a un cachorrito. Es súper divertido!!, aunque cuando se hizo la kk en mi sala no fue nada divertido. Pero poco a poco va aprendiendo. Por lo pronto ya le va quedando claro que a la sala no entra más y su terreno de acción es el jardín, el patio y la cocina. También está aprendiendo a jugar con su hueso de tela, yo lo tiro y él va corriendo a traérmelo de vuelta.

Es un perro muy cariñoso y es increíble la compañía que hace. Hace más de 4 os que estoy acostumbrada a estar sola en mi casa todo el día y ahora me siento súper acompañada.

Estoy re feliz con mi hijito peludo, no es lo máximo????

jueves, 7 de febrero de 2008

Memorias desde la ribera del Mapocho

Asu, qué poético me salió el título... (huachafaaaaaaaaaaaaaa)

Ok, he sido cordialmente invitada por Petisita, a responder una especie de meme. Más que meme realmente es un post colectivo donde los peruanos que vivimos fuera de nuestro país contemos nuestra experiencia.

Este tema ya lo he tocado varias veces. Para mas información, leer este post, este también, y este último si quieren, para que puedan entender mejor lo que voy a contar en este post. Pienso que el destierro es un tema tan amplio y complejo que siempre hay algo que decir, así que intentaré contar algo que no haya dicho antes.

Si hace 10 años me hubiera imaginado mi vida futura, jamás se me hubiera pasado por la mente que iba a vivir fuera de mi país. Es más, de todas las brujas, videntes y demases que se me dio por consultar en una época, ninguna vaticinó esto en mi futuro. Me describieron perfecto al hombre con el que me iba a casar (y le achuntaron, aún antes de conocerlo), pero ninguna me dijo jamás que iba a terminar viviendo en Chile, ni en ningún otro país que no fuera el Perú.

Entonces, resumiendo, nunca estuvo en mis planes salir de mi país. Si salí, como les conté fue por el trabajo que le ofrecieron a mi esposo. En ese momento quizá no dimensioné todo lo que implicaba dejar tu patria y empezar una nueva vida en un país extraño. Simplemente lo vi como una buena oportunidad profesional para él y como una nueva experiencia para nosotros, pero me vine pensando que nuestra estadía acá iba a ser temporal y que después de unos pocos años regresaríamos al Perú.

Mi esposo hizo el switch como al año de vivir acá. Yo, como llegué después, todavía no cumplía el año acá y de un momento a otro lo escuché hablando de “qué lindo es vivir en una ciudad tan tranquila porque cuando nuestro futuro hijo tenga 15 años y vaya a fiestas no vamos a estar preocupándonos que lo secuestren…” y cosas así por el estilo. Yo dentro de mí solamente pensaba, Juaaaaaaaaaaaaaaattttttt, 15 años??, are you crazy?? Para mí era imposible aún proyectarme en un futuro viviendo aquí y fue ahí donde empezaron mis grandes problemas.

Aparte justo coincidió que me quedé sin el trabajo que tenía y de un momento a otro me hallé completamente sola en todo sentido. No tenía a nadie a quien voltearle la cara, la única familia que tenía acá era mi esposo y en ese momento estábamos pasando por una situación muy complicada ya que ambos teníamos perspectivas de vida totalmente distintas y emocionalmente nos estábamos distanciando a kilómetros por segundo. Nos distanciamos tanto que me quedé totalmente sola. Sin familia, sin trabajo, sola en un departamento vacío e inmersa en una profunda depresión de la que me costó mucho salir.

Pucha qué deprimente me está saliendo este post, también que empecé contándoles la peor parte, pero es que me pareció necesario contar eso porque quiero dejar bien en claro que para mí no fue nada fácil la adaptación.

Los primeros meses que viví en Santiago, aún me sentía turista. Creo que recién asumí que estaba viviendo acá una vez que pasó mi matrimonio, navidad, año nuevo, etc., y caí en cuenta que ya no tenía una fecha cercana de retorno a Lima, ni siquiera de visita. Y asumir eso fue complicado.

Las primeras amigas que tuve acá fueron compañeras de trabajo de mi esposo. Una de ellas, peruana, me había escrito un mail unos meses antes, cuando mi esposo recién llegó, contándome que él estaba bien, y ofreciéndome su amistad. Ella tampoco conocía a peruanas acá y estaba feliz porque pronto iría yo y seríamos amigas. Linda ella, ni bien llegué me acogió, me presentó a su mejor amiga, una chica colombiana de la misma oficina de mi esposo, y todas las semanas quedábamos para ir a tomar un cafecito o algún plan entretenido. Ellas fueron las que me organizaron mi “despedida de soltera” un día antes que viaje a Lima a casarme, una roca lo de la despedida de soltera porque yo ya estaba casada por civil, pero bueno, fue divertida.

También tenía otra buena amiga, mi vecina argentina. Una loca ella, estaba definitivamente mal del cerebro pero no se puede negar que fue muy buena amiga. Yo la quería mucho, salvo cuando se peleaba con el novio colombiano y me tocaba el timbre llorando a las 12 de la noche. A los pocos meses, terminó definitivamente con el colombiano y se regresó a Buenos Aires. Ella fue la que regresó de visita el año pasado, y me dijo que yo había cambiado mucho, según lo que conté en este post.

Si se dan cuenta, hasta el momento mis amigas eran: una peruana, una colombiana, una argentina. A los pocos meses empezaría a llenarme de amigas peruanas. Todo comenzó cuando mi esposo se encontró con un amigo de su promoción del colegio que vivía en Santiago desde hacía años. Me presentó a su esposa, peruana también y congeniamos al toque y hasta ahora somos amiguísimas. Luego otro amigo nos presentó a otro de sus amigos y yo me hice amiga de su esposa, y así fue creciendo el círculo, mi esposo conocía gente o se rencontraba con gente y yo al toque me apuntaba con las esposas, todas peruanas. Así conocí a mis mejores amigas acá hasta el día de hoy, hace tiempo escribí un post sobre ellas, por si quieren conocerlas.

Conocer a este grupo de peruanos nos ayudó muchísimo. Como más o menos todos estábamos en la misma situación, recién casados, de la misma edad, con hijos chicos, la familia en Lima, etc., nos unimos bastante y ahora somos un grupo súper bacán, ya casi una especie de familia, mismo hermanos nos ayudamos siempre y a mis sobrinitos postizos los adoro cual si fueran mis propios hijos.

Curiosamente nunca hice amistad con ninguna chilena. No sé si fue falta de oportunidad o qué se yo, pero lo cierto es que la única amiga chilena que tuve fue una chica que andaba pololeando con un amigo peruano. Pero ni bien mi amigo terminó con ella, nunca más supe de la chica, cortó contacto con todo el grupo, bueno... no la culpo. Después de ella creo que no he tenido oportunidad de conocer a ninguna chilena con la que pueda llevar una amistad. Recientemente con esto de mis clases de yoga he conocido a un grupo de mujeres muy interesantes y encantadoras, chilenas todas, y con ellas me estoy sintiendo muy bien y aunque todavía no creo poder llamarlas amigas, estoy segura que poco a poco sí podré hacerlo. Tiempo al tiempo. Por lo pronto, creo que la única amiga chilena que tengo es mi amiga Claudia, quien curiosamente no vive en Chile y sólo la conozco por messenger. Ironías de la vida.

Ok, cerremos el tema amigos. En algún momento alguien me preguntó cómo era el tema de la comida. Realmente para mí no ha sido mayor drama. Es bien sabido que los peruanos nos caracterizamos por comer la comida bien condimentada y eso nos encanta. El chileno es todo lo contrario, no es de mucho aderezo y todo tiene un sabor suave, o sea, recontra insípido para el paladar peruano acostumbrado a sabores más fuertes. Decía que para mí no ha sido mayor drama porque yo cocino en mi casa, y preparo lo que toda la vida he comido. Mi estofado, mi lomo saltado, mi arroz tapado, mi ají de gallina. Los ingredientes se encuentran acá. Si uno se va a La Vega que es el mercado mayorista hay muchos puestos peruanos, y es más últimamente ya hasta en los supermercados encuentras productos peruanos, así que no es ningún problema preparar tu cebiche por acá. De la comida chilena lo que me parece buenazo es el pastel de choclo y un par de veces lo he preparado.

Finalmente, para ya terminar este post tan largo y disperso. Cómo afronto el hecho de ser peruana y vivir en Chile??? Pues con muchísimo orgullo. Perú y Chile son dos países que tienen su historia, que todo el mundo la conoce. Pero después de casi 4 años y medio viviendo acá puedo afirmar que la rivalidad entre Chile y Perú en realidad casi ni existe. Si existe es a un nivel cultural-socioeconómico bien bajo. Ahí sí se agarran de las mechas porque los chilenos le reclaman a los peruanos ilegales por quitarles sus puestos de trabajo. Y los peruanos, no sé, creo que todavía nos queda un resentimiento absurdo por una guerra que sucedió hace más de un siglo. En fin… A un nivel S.E. medio para alto no ves nada de estas cosas. A mí siempre me han tratado súper bien. Mi esposo tiene muchos amigos chilenos que son buenísimas personas. Pucha, es gente normal como cualquier peruano o argentino o colombiano.

Claro que nunca falta el desubicado (por lo general taxistas, peluqueras y vendedoras en tiendas) que al saber que eres peruana te mira como bicho raro y te dice. “Aaaaaaaay pero no pareces peruana!!”. Entonces ahí al toque se me sale lo antipática y les digo: “Por supuesto que parezco peruana, por qué dices que no??” Entonces el interlocutor por lo general se me pone un poco rojo, balbucea y dice algo así como: “No sé, ete, los peruanos son más morenitos, eeeeeh, así como los que están en la plaza de Armas, eeeh, tú eres más blanquita, eeeeeeh”. Como ya para ese momento la sangre me empieza a hervir (me lo han dicho mil veces y hasta ahora me llega cuando me preguntan eso), les digo. “Entonces se nota que no conoces Perú porque si no sabrías que si bien la raza autóctona peruana es la inca, hubo mucha inmigración europea, africana y asiática, lo cual dio origen a toda una mezcla de razas. En el Perú encuentras rubios, orientales, mestizos, mulatos, creo que toda la gama racial está en Perú, así que no me digas que no parezco peruana porque así como yo, hay miles en Perú”. Santo remedio, se quedan callados, Claro dependiendo de cómo me lo pregunten va mi respuesta también, si con tono amable o con tono firme, pero lo cierto es que hasta ahora me sigue molestando mucho que me digan que no parezco peruana. Por favor, si yo soy más peruana que la papa a la huancaína.

Ahora sí, para terminar. Una vez escuché o leí no recuerdo bien, a un peruano que vivía muchísimos años en Chile. Esta persona afirmó que Perú era su patria pero Chile era su país. Yo todavía no llego a eso. Mi país es Perú y mi patria también, no Chile. Mi ciudad es Lima, no Santiago. Vivo acá pero creo que nunca podría referirme a este país y a esta ciudad como míos. De repente de acá a muchos años lo sienta así pero todavía no.

Amo a este país?? No lo sé, no creo que sea amor. Pero sí le tengo muchísimo cariño. Cómo no tenerle cariño a un país donde, si bien he sufrido mucho, también he tenido momentos felices?. Cómo no querer al país donde empecé mi vida de casada, el único país donde he vivido junto con mi esposo??. Cómo no querer al país donde nacerán nuestros futuros hijos?? Cómo no querer el hermoso paisaje de la cordillera después de la lluvia y las hojas de colores en el otoño? Quizás nunca dejaré de sentirme extranjera en este país, pero el ser humano es un animal de costumbres y ya me acostumbré a estar acá. Quizá este país no me dio todas las oportunidades que esperaba, pero sí se las dio a mi esposo y eso ya es bastante. Estamos instalados acá, tenemos una casa propia, vivimos cómodamente. Que si en Perú hubiéramos tenido las mismas oportunidades?? Eso es algo que jamás lo sabremos, de repente sí o de repente no, simplemente las cosas se dieron así y el destino quiso que este fuera el país donde construyéramos juntos un futuro. Y quizás sea muy pronto aún para decirlo pero no pierdo la esperanza de algún día afirmar que a pesar de todo fui feliz en este país.

Estoy haciendo todo lo posible para serlo.