Posteando estoy para no perder la costumbre, aunque la verdad es que estos días la he pasado bastante aburridita.
El lunes antepasado, el 17, tuve un día bastante atareado, en esas estaba yo yendo y viniendo cuando paré en la farmacia que hay cerca de mi casa (unas 10 cuadras). Compré unas pastillas, me demoré 5 minutos y cuando volví a subir al auto para regresar a mi casa, resulta que este murió, kaput, finish, no prendía.
Un mes atrás….
Salía disparada de mi casa, llaves del auto en la mano y cartera medio colgada del hombro porque pretendía llegar a una misa a la que voy todos los meses pero que la iglesia queda al otro lado de Santiago. La misa era a las 12 y ya eran como las 11.35 así que tenía el tiempo justo para romper records de velocidad y llegar a tiempo. Subo al auto y resulta que este no prendía. Tratando de revivirlo me demoré como 20 minutos, y no lo logré. No pude ir a la misa y me quedé muy, muy triste.
Esa era una tarea que sólo podía solucionarla el súper mecánico amigo!!
Quién es el súper mecánico amigo??? Sigamos retrocediendo en el tiempo….
Noviembre 2007
Llevé a mi auto querido a pasar la revisión técnica, y el pobre hizo papelón, no solo no pasó la revisión sino que en pleno examen se calentó y tuvieron que sacarlo empujándolo, tal como conté en este post
Como definitivamente mi auto tenía un problema, y antes de que muera en plena revisión ya le habían detectado otras fallas más, tuve que llevarlo a un taller para que me hagan un presupuesto a ver cuanto costaría dejar a mi auto listo para graduarse de la revisión técnica con honores, summa cum laude.
Llevé a mi auto a la misma Chevrolet y bueno pues, la gracia me costaba como 500 mil pesos, aproximadamente mil dólares. Jua jua, ni loca pensaba gastar tanta plata, así que pedí una segunda opinión y lo llevé a otro taller no autorizado: 450 mil pesos, o sea 900 dólares, gran ahorro.
Resistiéndome a gastar tanta plata en mi auto que realmente es bien viejito iban pasando los días y yo no pasaba la revisión técnica exponiéndome a que en cualquier momento me caiga una multaza, hasta que un día mi vecino me dijo que él conocía al “súper mecánico amigo” que podía chequear mi auto y me iba a salir mucho más barato que un taller.
A ver pues, lo llamé y el súper mecánico amigo (llamémoslo SMA para abreviar) llegó en una camioneta destartalada y diagnosticó que mi auto necesitaba un cambio de radiador ya que el que tenía estaba con filtraciones y ese era el motivo por el cual calentaba. Entonces partí rauda a buscar el radiador correspondiente para hacerle el trasplante a mi autito. Lo encontré en la calle 10 de julio, donde venden varios repuestos de autos, algunos de orígenes no muy santos. El radiador en cuestión me costaba como 300 dólares, ya que era uno especial para vehículos automáticos y no se qué mas. Bueno pues, caballero a pagar, pero como en ese momento estaba en el auto de mi esposo quedé en ir al día siguiente con mi auto para que le hagan el trasplante.
Llamé al SMA a contarle que había encontrado el radiador y me dijo que estaba loca, que cómo iba a pagar tanto y en la noche se apareció en la puerta de mi casa con un amigo y un radiador igualititito al de mi auto. Resulta que su amigo había destrozado un auto igual al mío y estaba vendiendo las partes así que me vendió el radiador por 40 lucas, o sea 80 dólares.
Después entre arreglar tubo de escape, alineación y otras cosillas más que me criticaron en la revisión técnica, más los honorarios profesionales del SMA gasté 40 lucas más y mi auto a la semana siguiente pasó la revisión técnica con honores habiendo invertido en él sólo 80 mil pesos, unos 160 dólares comparado con los mil que me pedían en el taller.
Díganme si no es lo máximo el súper mecánico amigo???
Mi auto anduvo por la vida sin problemas durante los siguientes tres meses hasta hace un mes atrás en que, como contaba, el auto no me prendió en la puerta de la casa justo cuando salía apurada para la misa.
Llamé al SMA, quien se apareció en mi casa con otro amigo y con un auto más charcheroso aún que el que le conocía y se llevó a mi autito a chequearlo en su casa-taller (que queda cerca de mi casa). A los dos días me devolvió a mi auto piticlín, como nuevo, lo que había fallado era el arrancador pero supuestamente ya lo había arreglado.
Y digo supuestamente porque al mes siguiente (o sea hace dos lunes) me quedé botada en la farmacia por lo mismo. Ya sabía que era el arrancador porque la batería estaba bien, y al intentar prenderlo hacía el mismo ruido ahogado de la vez pasada. Obviamente la reparación no fue tan buena que digamos.
Llamé al SMA para que me auxilie y el celular sonaba y sonaba y jamás respondía, Lo llamé a su casa y no estaba. Llamé al seguro a ver si tenía una grúa que pudiera remolcar mi auto y sí tenían pero se demoraban en llegar como dos horas y sólo podían llevar mi auto a algún taller. Y yo no quería ir a ningún taller pues, yo quería llevar mi auto a la casa para que después el SMA lo vaya a ver y me cobre baratito nomás. Finalmente quedé con mi esposo en dejar el auto allí en la farmacia y en la noche él me remolcaba con su camioneta a la casa.
Así que regresé a mi casa caminando a las 4 de la tarde muriéndome de calor y ni bien llegué fui auxiliada por unos amables vecinos que al saber de mi aventura mecánica se ofrecieron ellos a remolcar mi auto en su camioneta. Así que a los 20 minutos ya estaba mi auto en la puerta de mi casa nuevamente.
EL SMA no me contestó jamás el celular y recién a los dos días lo pude ubicar en su casa porque lo llamé a las 9 de la mañana encontrándolo profundamente dormido. Me dijo que en la noche iba a ver mi auto. Nunca llegó. Lo seguía llamando y nada. Pasó semana santa. Logré ubicarlo en su casa temprano nuevamente, me dijo que sorry que se había olvidado, que en la noche iba a mi casa. Lo esperé sentada, no llegó nunca. A los dos días mi esposo lo llamó al celular y ahí sí contestó, lo que me confirmó totalmente que a mí no me quiere contestar el celular. Le dijo que de tooooooooooooooodas maneras iba a ir esa noche. Por supuesto que no llegó.
En conclusión el súper mecánico amigo ya ha dejado de ser mi amigo y ahora lo odio porque me ha hecho perder dos semanas en las cuales no he podido salir de mi casa. Por acá no pasan taxis, sólo si los llamas por teléfono y te sale carísimo. Y sólo hay una micro que te saca a la avenida principal y siempre pasa llenísima que tienes que ir colgando de la puerta y no pues, no me parece. O sea, si no tienes auto, no la haces.
En todo caso ya quedamos con maridín en que mañana sábado él me remolca a un taller que hay por acá cerca a que arreglen mi auto de una vez. Ya no importa cuanto cueste, nomás espero que no sea mucho.
En fin, yo pensaba contarles realmente todas las cosas aburridas que he estado haciendo estas últimas dos semanas para matar el tiempo encerrada en la casa pero este post ya me quedó muy largo contando sólo la anécdota mecánica así que ya fue. Otro día les cuento.