A mi mami...

Te convertiste en mamá cuando recién habías dejado de ser una niña... Demasiado joven, demasiado inexperta... Imagino los nervios, la incertidumbre y la confusión que sentiste al enterarte de mi existencia en tu interior... eras tan joven, con tanta vida por delante y con tantos planes que ya no podrías llevar a cabo...

Quizá por eso somos tan amigas... yo fui una niña que tuve que amoldarme al ritmo de tu vida, clases universitarias, el adaptarse a un matrimonio con un esposo tan joven como tú, y crecer los tres juntos... Sé que no fue fácil... no fue fácil cargar con la responsabilidad de una niña y seguir con los estudios y con el trabajo, viviendo el día a día, sin pensar en qué pasaría al día siguiente...

Pero a pesar de eso, fui una niña feliz, y por eso te admiro... porque siempre fui amada, querida, porque nunca me hiciste sentir que irrumpí en tu vida haciéndote madurar a la fuerza, porque fuiste madre siempre, demasiado madre...

Porque siempre me dejaste desarrollar mi personalidad, un tanto extraña para mi edad, pero tú la permitiste, sin llevarme al psicólogo o escandalizarte como hubieran hecho otras personas, porque no te hacías paltas cuando viajábamos con mi papá y al llegar al hotel yo quería dormir en el closet porque sentía que ese era mi cuarto privado, porque no me dijiste mi vida cuando después de una amanecida preparando tus planos para tu proyecto final de la universidad, a la mañana siguiente los encontraste garabateados de distintos colores, no me gritaste ni me castigaste, entendiste que yo sólo había querido que tus planos estuvieran “más bonitos” para que el profesor te pusiera buena nota...

Quizás mami, nunca hemos sido de esas personas demostrativas que no hacen más que apachurrarse y decirse cada dos segundos cuánto se quieren... no recuerdo cuando fue la última vez que te lo dije, o si es que te lo he dicho alguna vez... pero tú lo sabes, sabes que te adoro con toda mi alma, que eres mi gran amiga, que te extraño cada segundo y que cada cosa que pasa en mi vida siempre de una forma u otra la relaciono contigo...

Pensé que iba a ser más fácil escribirte esto pero la verdad es que ya llevo varias horas con tantos recuerdos que se me vienen a la mente.. y sólo se que eres única mami, eres madre, amiga, confidente, cómplice, consejera y apoyo... estamos lejos pero a la vez te siento cerca, muy cerca como cuando era niña y tú eras mi modelo a seguir, mi vida, mi todo...

Ya no soy más una niña, tú a mi edad ya tenías tres hijos y una vida hecha... yo empecé hace poco y todavía no conozco ese amor tan grande que se puede tener hacia un hijo... si algún día tengo una hija me encantaría que ella tenga la relación que tengo contigo... sé que a veces hemos tenido nuestras pequeñas diferencias pero eso es lo de menos, es parte del proceso de maduración por el que teníamos que pasar para romper el cordón umbilical, que creo que nunca se llegó a romper del todo...

No se que más decirte mami, solo agregar que este día estaré contigo desde mis pensamientos, ya es el tercer día de la madre en que no puedo abrazarte pero estoy contigo a la distancia... siempre estoy contigo y tú siempre estarás conmigo... Ojalá podamos vernos pronto, me hace falta estar contigo, conversar por horas como solíamos hacerlo, me gustaría que pudieras venir, que conozcas mi casa, que veas como vivo, que veas que sé cocinar y atender a mis invitados, que veas que mi casa siempre está limpia y ordenada, que veas que siempre hay flores en el florero, que veas como he asimilado todos tus tips... Ojalá puedas visitarme este año porque me hace muchísima falta pasar unos días contigo, que aunque sé que serían pocos, serían a la vez inolvidables...

Gracias por tu inmenso amor, te adoro mami, Feliz Día...

Con mi mami, en 1972...