Lo que no hago

Este post me lo copié de Dragón, quien a su vez se lo copió de Laura, je je.. Se trata de las cosas simples que al parecer todo el mundo puede hacer pero yo no puedo, estas son:

1. Agarrar las tijeras: Las profesoras que tuve en el nido deben haberse sentido muy frustradas conmigo porque nunca aprendí a agarrar la tijera de la forma correcta. Yo tengo mi propia técnica y es esta:



Cuando la gente me ve cortar, me dice: “Qué loco!, cortas al revés!!”. Yo no se si será al revés pero de hecho no agarro la tijera como el resto de los mortales, pero de que corto, corto. Mi único problema es cuando tengo que cortar algún ángulo, desde esa posición no se tiene mucho control al parecer, pero la verdad es que desde la posición convencional tengo menos control aún. En fin, hace más de treinta años que corto así y nada me hará cambiar.

2. Bailar merengue o ritmos por el estilo: En cuestión baile, yo soy feliz bailando-saltando-pogueando ritmos estruendosos y lo más separada posible de mi pareja, es más podría bailar sola tranquilamente y lo he hecho varias veces. Cuando ya es un baile que exige cierto grado de coordinación con la pareja, fui... Se me enredan los pies, no logro seguir el ritmo, un desastre total... Encima a mi esposo le encanta ese tipo de bailecitos y me hace dar mil vueltitas e inevitablemente en algún momento me tengo que quedar atracada a mitad de la vueltita... Pobre mi esposo, debe sufrir bailando conmigo, aunque en 6 años juntos algo he aprendido, todavía no domino el bailecito ni las vueltitas tanto como quisiera, y si estoy con tacos, peor. Pero al menos nunca me he caído en pleno baile, ese es mi tonto consuelo...

3. Comer palta: Puaaaaaaaaaajjjjjj, la odio, no la soporto, me descompone el estómago. No me digan que si le echas sal es rica, no me digan tampoco que qué ricos son los Doritos con guacamole. Simplemente la palta y yo no somos amigas, por favor aléjenla de mi. Si era cuestión de ir a La Rueda a comer tacos, pues yo los pedía sin guacamole y me llegaba altamente que me miraran como bicho raro. Tengo casi 3 años viviendo en Chile y jamás he probado los famosos “completos”, que son el sandwich emblema nacional, porque son unos panzotes con hot dog y toneladas de palta, créanme que moriré sin probarlos. Aunque debo reconocer que esta aversión a la palta me ha traído algunos incidentes desagradables. Una muestra: cuando mis recién estrenados suegros me invitaron a almorzar a su casa (mi recién estrenado esposo ya había venido a vivir a Chile, y yo seguía en Lima), y de entrada me sirvieron Palta Rellena!!!!!!! Imposible rechazar el plato, eso significaba una pérdida total de puntos para la recién estrenada nuera, así que caballero pa´ dentro nomás, sin respirar y aguantándome las náuseas. Esa noche me dio fiebre, de verdad, y solo se me quitaron las náuseas después de tomar litros de Sal de Andrews.

4. Diferenciar la derecha de la izquierda: O sea, se cuál es la derecha y cuál es la izquierda pero siempre dudo. Si voy en auto guiando a alguien, por lo menos dos cuadras antes de voltear tengo que pensar si se va a voltear hacia la izquierda o hacia la derecha. Como cual cielito lindo tengo un lunar junto a la boca, hacia el lado derecho de mi cara, lo que hago es tocarme la cara y para el lado que siento el lunar ya se que es el derecho. Esa técnica nunca falla, obvio, el lunar no se va a mover no?

5. Manejar: Si ya se que hace como mes y medio les conté que ya tenía mi licencia, pero hasta ahora tengo cero resultados en mis intentos de sacar el auto del estacionamiento (es que es re-yuca!!!). Las veces que he salido a manejar han sido con mi esposo al lado... Mi sentido de la perspectiva es pésimo, me pego mucho a la derecha, un poco más y le vuelo los espejos a los autos que están estacionados, y el otro día casi me metí a la ciclovía y le di a la llanta con los hitos que la demarcan. Bestia total, ahora la llanta nueva tiene un chichón, a mi esposo ya no le hace gracia la idea de dejarme el auto y yo sigo sin atreverme a sacar el auto del estacionamiento porque estoy segura que lo voy a rayar o algo por el estilo. En conclusión, por más que haya sacado la licencia, creo que nunca aprenderé a manejar. Buuu...

6. Practicar cualquier deporte con pelotita: Llámese voley, basket, tenis, o lo que sea que implique usar una pelotita. Soy re-taba, nunca he sido buena para los deportes y para esos menos. Hace varios años fui a Máncora con mi esposo, cuando todavía estábamos de enamorados y a él se le ocurrió la genial idea de jugar ping-pong... Por más que se mataba explicándome y tratando de enseñarme, fue imposible, re-taba yo, tanto así que hasta terminamos peleados y por un momento casi se nos va al diablo todo el viaje pre lunamielero.

7. Preparar papa rellena: Cómo hacen para preparar una común y silvestre papa rellena sin que se les desmondongue a la hora de freírla???? Me encanta la papa rellena y en mi casa en Lima la preparaban frecuentemente, así que cuando empecé mi etapa de Desperate Housewife decidí prepararla también. Fracaso total, la papa amasada se me chorreaba, el relleno se salía, tuve que echarle toneladas de harina para que no se desarmen las papas y al final quedaron unas cosas duras y horrorosas con más sabor a harina que a papa o a carne. El segundo intento fue la misma historia hasta que tiré la toalla, ahora lo que hago es pastel de papas. En un pirex pongo una capa de papa, otra de relleno de carne otra más de papa y al horno. De hecho le falta el saborcito de la fritura pero igual queda rico.

8. Silbar: Yo silbo para adentro. Bueno, si es que a esos ruiditos semi ahogados se les puede llamar silbidos. De hecho jamás podré silbar una canción entera porque tengo que tomar aire a cada rato. Es más, debería tener un poco de dignidad y no intentar silbar para nada, y trato de no hacerlo porque de verdad se oye super feo, pero a la larga siempre me olvido y de vez en cuando me sorprendo en el metro o en el micro silbando una canción y la gente de alrededor mirándome extrañada, pensando que me estoy ahogando o algo parecido.

9. Tirarme de cabeza a una piscina: Uno de los traumas de mi infancia... Cuando a los 5 años me metieron a clases de natación en el Regatas, nunca pude tirarme de cabecita... Al final del curso había una competencia y el instructor me dijo que para la competencia sí tenía que tirarme de cabecita, nada de entrar sentadita. La única forma en que podía tirarme era si me empujaban, y así fue, para la competencia el instructor me tuvo que empujar, roche total... El trauma me queda hasta el día de hoy, jamás me tiraré de cabeza a una piscina, me muero de miedo, yo entro sentadita bien tía y si es posible, por las escaleritas...

10. Tomar whisky: En cuestiones alcohólicas no soy nada fina, cervecita corazón, sobre todo en el verano, un roncito con coca cola en cualquier época del año y desde que vivo en Chile obviamente vino que es lo que más se toma acá. Pero whisky??, puajjj, no me gusta para nada, lo cual siempre fue otro problema cuando en los matrimonios en Lima sólo te ponían una botella de whisky y punto para tomar. A mi no me quedaba otra que empilarme con los coctelitos del comienzo.

Esa fue mi confesión... ¿Alguien más se atreve a confesar??