Mi hermano está por acá. Llegó hace unos días a Santiago junto con unos amigos, para integrarse a distintos graffiteros locales y venidos del extranjero... hay una especie de convención en esta ciudad, la verdad nunca entendí bien el motivo exacto de su viaje, pero ya que importa!, lo importante es que mi hermano anda por acá y eso me hace muy feliz, considerando que no lo veía hace un año.
La relación con mi hermano no es de las típicas. Yo le llevo 11 años así que durante la mayor parte de su vida, yo creo que él me debe haber visto como una especie de mamá, y la típica complicidad de hermanos prácticamente no existió en nuestro caso... al menos mientras mis hermanos eran niños (tengo una hermana que también es mucho menor que yo).
Verlo ahora, a sus 22 años, hecho todo un hombre barbudo, me ha hecho retroceder en el tiempo y acordarme de cuando era pequeño. Yo tenía 11 años cuando nació, y para una niña de esa edad tener un hermanito es como tener una especie de muñeco. Yo ya era canchera en cuestión bebes cuando mi hermano llegó al mundo, a mi hermana le llevo 8 años así que tuve un período de instrucción en cuanto a pañales, llantos y demás parafernalia que acompaña a la llegada de los bebes. Cuando llegó mi hermano yo estaba lista para aplicar en él todos los conocimientos adquiridos con mi hermana, con quien no pude dar rienda suelta a mi precoz instinto maternal, porque estaba muy chica y no me dejaban.
Recuerdo que en las vacaciones del colegio mi mamá tenía un trabajo de medio tiempo, así que yo tenía toda la mañana para ocuparme de mi hermanito. Teníamos una empleada en la casa, pero a mí me gustaba cuidar al bebe en vez de salir a jugar con mis amigas. Lo despertaba, lo bañaba, le daba de comer (plátano de la isla machucado, cerelac y jugo de granadilla, hasta ahora me acuerdo) y de ahí lo metía a su corral para que juegue un rato y cuando se dormía recién me acordaba que era una niña de 11 años y me dedicaba a cosas más acordes a mi edad.
Conforme fue creciendo se convirtió en un niño muy cariñoso, cuando estaba de buen humor, porque cuando estaba de mal humor le salía todo el genio y no había quien controle al critter, pero por suerte esas eran ocasiones muy contadas. Por ser el hijo menor, y único hombre obviamente fue el engreído de la mamá, pero el mas lorneado por las hermanas, mérito mas que todo de mi hermana que le llevaba tres años y le daba vuelta y media. Me puedo acordar miles de anécdotas pero sería largo y tedioso reproducirlas aquí, eso quedará para el anecdotario familiar. (Sólo unas pocas para que se acuerden mis hermanos: cuando le escondimos la flautita, cuando se picaba porque siempre perdía en Ponte Mosca y cuando se volvía loco buscando su sombrero de Indiana Jones por la casa, je, je. Hermanito no me mates).
Desde muy chiquito tuvo vocación para el dibujo y las artes, recuerdo que dibujaba unos Condoritos perfectos cuando tenía tres años, de ahí pasó a los Ninja Turtles, GI Joes y demás bichos por el estilo. Todavía guardo algunos de los dibujitos que me dejaba en mi cama por mi cumpleaños, por Navidad, o simplemente cuando quería pedirme algo. También se le dio por hacer unos robots con cajas de fósforos, super creativos, recuerdo que un antiguo enamorado de mi adolescencia se apareció un día en la casa con una bolsa llena de cajas de fósforos para ganarse al hermanito, la táctica le resultó a medias porque mi hermano de chiquito era medio celofán con los amiguitos y afancillos que llegaban a visitarme a la casa, luego conforme creció lo celofán se lo trasladó a mi hermana.
En el colegio siempre estuvo rodeado de amigos, y siempre fue uno de los primeros de la clase. Desarrolló un sentido del humor muy ácido que realmente hacía matar de risa a quien lo escuchara. Luego se le dio por la música, y formó un grupo musical que volvía sorda a toda la familia cuando se les daba por ensayar en la casa y conectaban batería, bajo, guitarra y amplificador en su cuarto, que oh tragedia!, quedaba encima del mío (en esas ocasiones me arrepentía en el alma de haber sido yo quien convenciera a mi papá que le regale la guitarra eléctrica que quería por Navidad).
Conforme a la vocación que tuvo desde niño, estudió diseño gráfico y recién acaba de graduarse, obteniendo el primer puesto en su proyecto final, lo cual me llena de orgullo, pero realmente no me sorprende, él siempre fue muy creativo.
Hace casi dos años y medio que me casé y me vine a Chile y terminó la etapa de mi vida en la que vivía con mis hermanos y mis padres. Ahora que he tenido la oportunidad de sentarme con mi hermano y conversar con una copa de vino y hartos puchos, lo veo distinto, más maduro, más sociable, más centrado. Que bueno verlo así, de hecho todavía está en la etapa de asumir que ya pasó la época de los estudios y de mami y papi y que tiene que ponerse las pilas y tratar de ubicarse laboralmente, aunque no le esté yendo nada mal con sus trabajos de free lance. Yo creo que ese es un proceso por el que tendrá que pasar pronto.
Me alegra, pero a la vez me da mucha nostalgia y quisiera aunque sea un segundo retroceder el tiempo y estar en mi antigua casa en Lima, con mis hermanos chicos, con sus fiestas de muñecos, o cantando con la guitarra cuando ya eran adolescentes, o sentir en la madrugada que alguien entraba a mi cuarto y se llevaba un par de puchos de mi mesa de noche... son tiempos que no volverán pero que siempre estarán guardados en lo más profundo de mi corazón.
La relación con mi hermano no es de las típicas. Yo le llevo 11 años así que durante la mayor parte de su vida, yo creo que él me debe haber visto como una especie de mamá, y la típica complicidad de hermanos prácticamente no existió en nuestro caso... al menos mientras mis hermanos eran niños (tengo una hermana que también es mucho menor que yo).
Verlo ahora, a sus 22 años, hecho todo un hombre barbudo, me ha hecho retroceder en el tiempo y acordarme de cuando era pequeño. Yo tenía 11 años cuando nació, y para una niña de esa edad tener un hermanito es como tener una especie de muñeco. Yo ya era canchera en cuestión bebes cuando mi hermano llegó al mundo, a mi hermana le llevo 8 años así que tuve un período de instrucción en cuanto a pañales, llantos y demás parafernalia que acompaña a la llegada de los bebes. Cuando llegó mi hermano yo estaba lista para aplicar en él todos los conocimientos adquiridos con mi hermana, con quien no pude dar rienda suelta a mi precoz instinto maternal, porque estaba muy chica y no me dejaban.
Recuerdo que en las vacaciones del colegio mi mamá tenía un trabajo de medio tiempo, así que yo tenía toda la mañana para ocuparme de mi hermanito. Teníamos una empleada en la casa, pero a mí me gustaba cuidar al bebe en vez de salir a jugar con mis amigas. Lo despertaba, lo bañaba, le daba de comer (plátano de la isla machucado, cerelac y jugo de granadilla, hasta ahora me acuerdo) y de ahí lo metía a su corral para que juegue un rato y cuando se dormía recién me acordaba que era una niña de 11 años y me dedicaba a cosas más acordes a mi edad.
Conforme fue creciendo se convirtió en un niño muy cariñoso, cuando estaba de buen humor, porque cuando estaba de mal humor le salía todo el genio y no había quien controle al critter, pero por suerte esas eran ocasiones muy contadas. Por ser el hijo menor, y único hombre obviamente fue el engreído de la mamá, pero el mas lorneado por las hermanas, mérito mas que todo de mi hermana que le llevaba tres años y le daba vuelta y media. Me puedo acordar miles de anécdotas pero sería largo y tedioso reproducirlas aquí, eso quedará para el anecdotario familiar. (Sólo unas pocas para que se acuerden mis hermanos: cuando le escondimos la flautita, cuando se picaba porque siempre perdía en Ponte Mosca y cuando se volvía loco buscando su sombrero de Indiana Jones por la casa, je, je. Hermanito no me mates).
Desde muy chiquito tuvo vocación para el dibujo y las artes, recuerdo que dibujaba unos Condoritos perfectos cuando tenía tres años, de ahí pasó a los Ninja Turtles, GI Joes y demás bichos por el estilo. Todavía guardo algunos de los dibujitos que me dejaba en mi cama por mi cumpleaños, por Navidad, o simplemente cuando quería pedirme algo. También se le dio por hacer unos robots con cajas de fósforos, super creativos, recuerdo que un antiguo enamorado de mi adolescencia se apareció un día en la casa con una bolsa llena de cajas de fósforos para ganarse al hermanito, la táctica le resultó a medias porque mi hermano de chiquito era medio celofán con los amiguitos y afancillos que llegaban a visitarme a la casa, luego conforme creció lo celofán se lo trasladó a mi hermana.
En el colegio siempre estuvo rodeado de amigos, y siempre fue uno de los primeros de la clase. Desarrolló un sentido del humor muy ácido que realmente hacía matar de risa a quien lo escuchara. Luego se le dio por la música, y formó un grupo musical que volvía sorda a toda la familia cuando se les daba por ensayar en la casa y conectaban batería, bajo, guitarra y amplificador en su cuarto, que oh tragedia!, quedaba encima del mío (en esas ocasiones me arrepentía en el alma de haber sido yo quien convenciera a mi papá que le regale la guitarra eléctrica que quería por Navidad).
Conforme a la vocación que tuvo desde niño, estudió diseño gráfico y recién acaba de graduarse, obteniendo el primer puesto en su proyecto final, lo cual me llena de orgullo, pero realmente no me sorprende, él siempre fue muy creativo.
Hace casi dos años y medio que me casé y me vine a Chile y terminó la etapa de mi vida en la que vivía con mis hermanos y mis padres. Ahora que he tenido la oportunidad de sentarme con mi hermano y conversar con una copa de vino y hartos puchos, lo veo distinto, más maduro, más sociable, más centrado. Que bueno verlo así, de hecho todavía está en la etapa de asumir que ya pasó la época de los estudios y de mami y papi y que tiene que ponerse las pilas y tratar de ubicarse laboralmente, aunque no le esté yendo nada mal con sus trabajos de free lance. Yo creo que ese es un proceso por el que tendrá que pasar pronto.
Me alegra, pero a la vez me da mucha nostalgia y quisiera aunque sea un segundo retroceder el tiempo y estar en mi antigua casa en Lima, con mis hermanos chicos, con sus fiestas de muñecos, o cantando con la guitarra cuando ya eran adolescentes, o sentir en la madrugada que alguien entraba a mi cuarto y se llevaba un par de puchos de mi mesa de noche... son tiempos que no volverán pero que siempre estarán guardados en lo más profundo de mi corazón.
Mi hermano y yo
Imagen: Ursula
1 comentario:
Me encantó comprobar la linda rela ción que tienes con tu hermano,me haca sentir que no fue tan mala mi crianza (es algo que siempre me cuestiono)
Disfruten mucho este tiempo,acuérdense que ustedes van a trascender la existencia de los padres y que siempre deben estar para apoyarse y ayudarse,no importa la distancia.
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